La curación a través del Ho´oponopono[1] la
conocí a través de un sueño, en el cual me curaban dentro de una cueva, en un
taller donde participaban varias mujeres, entre ellas mi madre. Me levante y
busque el significado de Ho´oponopono y me encontré una bendición de
aprendizaje, que nos recuerda que todos somos uno, que lo externo refleja lo
interno y que lo siento, perdón, te amo y gracias, son las palabras trascendentales
para comprender el poder de esta herramienta poderosísima de reconciliación.
Mujer, en el nombre de aquellos
hombres que sientan estas reflexiones y las compartan, lo siento, las hemos
mal-tratado hasta hacerlas irreconocibles.
Los varones arrebatamos el trono del
matriarcado, y en el mundo de hoy, en el trono gobierna un rey sin una reina, como
toda dictadura que se tumba con otra dictadura. Un patriarcado dictador que
dicta las leyes que hay que obedecer, con la autosuficiencia de creerse el
mismísimo Dios, dueño de la vida de los demás, de la naturaleza, lejos de la vida
espiritual, como consecuencia de un orden secular planeado sutil y
estratégicamente, educando a todos en que el tiempo es oro, que el sexo es
hacer el amor, la eyaculación como fin del sexo, el reino de la ciencia,
tecnología y la razón, la competitividad y el fútbol, y espero que hoy gane el
mejor en la final de la Eurocopa 2012.
Y como nadie puede dar lo que no
tiene y ustedes las mujeres, han aceptado por acción u omisión, este
patriarcado, hoy el reino no tiene intuición, creatividad, amor, ternura,
cariño, sensibilidad, visión, conciliación, tiempo, arte, talento, ética,
estética, sensualidad, transmutación energética, magia sexual, entre tantas
otras cosas bellas que nos regala el principio femenino y que ustedes son, en
el plano físico, su representación viva. Así que las guerras, la violencia, el
maltrato, el abuso sexual, la codicia, el egoísmo, y los malos amantes, los
padres de bolsillo, son el pan de cada día.
Un mal amante, aunque sea un hombre
generoso en lo que te gusta consumir, estoy seguro, que con el tiempo, es una
carga muy pesada que debe soportarse, encima de uno y un sentimiento de
frustración, lenta pero progresiva, que hoy comprendo tus alterados estados
emocionales y la rabia interna que debes de tener. Por todo lo anterior, lo
siento.
Mujer, en el nombre de aquellos
hombres que sientan estas reflexiones y las compartan, pido perdón, por
haberlas mal-tratado hasta hacerlas irreconocibles.
Si pido perdón, es porque estoy
verdaderamente arrepentido y quiero devolverme 180 grados, de esa equivocada
dirección, y no volverlo hacer. Aunque me encuentre con las respuestas
sorprendentes, de mujeres emocionalmente inestables, por estar tan perdidas de
su principio femenino, colocaré todo mi amor y enfoque, para actuar sin maltratarte.
Mujer, en el nombre de aquellos
hombres que sientan estas reflexiones y las compartan, te quiero expresar que
te amo. El amor es unidad y quiero crear una común-unidad contigo y que este
reino, tenga un rey y una reina, sentados y cogidos de la mano, en el trono.
Para eso, te pido encarecidamente que
vuelvas a tu esencia, y que así como yo, que he recorrido un camino lleno de
dificultades, que me han dejado cicatrices en el alma, y me he re-encontrado con
mi principio masculino, tú deberías re-encontrarte con tu principio femenino.
El principio masculino es luz que
ilusiona con un querer lleno de amor, reflejando la esencia del Principio de
Principios, que es la Sabiduría Absoluta de quien es Todo lo que existe y
creador de la Vida. Ese Principio, yo personalmente lo llamo Dios y lo llamo
así, por fuera de los hombres que represento, porque ellos tienen la libertad
de llamarlo de otra forma. “Yo quiero”, es una expresión del principio
masculino, por eso los hombres, queremos tantas cosas, especialmente poder,
para hacer lo que nos dé la gana; y por eso, cuando estamos perdidos de nuestro
principio masculino, nos creemos el
mismísimo Dios, dueños de la vida de los demás y de la naturaleza. Cuando tu
mujer, dices “Yo quiero”, estas utilizando tu principio masculino y te pido por
favor, para que compartamos el trono del reino, que quieras reconciliarte con
el principio femenino, y así los dos gobernar sabiamente.
Mujer, ya gobernaste en tu
matriarcado y te hizo falta sabiduría para comprender que necesitabas gobernar
de la mano de los hombres, aunque algunos de ellos no fueran altos, bellos y
fuertes. Nosotros los hombres, no queremos otra vez matriarcados, ni tampoco,
continuar con este patriarcado. Hagamos el amor, unámonos, pero necesitamos que
te ames a sí misma, para poder que me ames por lo que yo soy y no, por lo que
yo tenga ni el poder humano que represente.
Necesitamos mujeres reales, bellezas
reales, no mujeres creadas por publicistas. Si te amas a ti misma, yo te puedo
mirar a los ojos y tu a los míos, penetrar nuestras almas con dos espadas de haces
de luz y en completa libertad, sentir nuestros corazones y unirnos, en forma
mágica. No quiero, apegarme emocionalmente de ti, ni que tú, te apegues
emocionalmente de mí, en un conflicto de intereses y de lucha de poderes. Ya
hay bastantes separaciones, divorcios, secuelas emocionales, como para
alimentar las cifras estadísticas de violencia intrafamiliar y de muertes
violentas y acosos sexuales y maltrato verbal, muchos de ellos, provenientes de
ustedes hacia hombres, y todo, porque están pérdidas en este reino patriarcal.
Mujer, en el nombre de aquellos
hombres que sientan estas reflexiones y las compartan, te amo, y el amor es
eterno, libre e ilimitado. Te sugiero, no reflexiones desde tu apego emocional
actual; reflexiona, desde la Sabiduría que te regala el principio femenino.
Únete a la Diosa, medita en ella, vuelve a la sabiduría de la menstruación, de
los ciclos de la luna y su energía femenina, de tu instinto, de tu naturaleza
salvaje, de tu ánima, de tu magia, de tu encanto, de tu sensualidad. Acéptate
en el espejo y aprende a tocarte, para que me enseñes hacerlo, cuando estemos
juntos y alarguemos nuestro placer, sin tiempo, sin el afán de una eyaculación,
y con la eternidad, de trascender nuestra sexualidad y amor y construir este
nuevo reino, los dos. Y así, aceptarás que el amor es eterno, libre e ilimitado
y tal vez, lo más seguro, cuando aprendamos los unos de los otros, nos re-encontremos
ambos, con nuestras almas gemelas y así nos completemos, eterna, libre e
ilimitadamente. El amor es una paradoja rítmica.
Mujer, en el nombre de aquellos
hombres que sientan estas reflexiones y las compartan, gracias, es la gracia
que necesitamos para que ambos construyamos el reino. Hay muchos varones, pocos
hombres; muchas hembras, pocas mujeres; pero lo bueno, es que una masa crítica
de hombres y mujeres hacemos la transformación
de la inmensa mayoría de varones y hembras, y así vivamos de nuevo en el
Edén, en el Paraíso, amándonos, como un par de niños, inocentes, y sin la culpa
de escondernos de nadie, porque sabemos, que Dios y la Diosa, se aman cada vez,
que hombres y mujeres se aman.
Alaramon.