2013 – www.jeshua.net
Traducción del inglés por Sandra Gusella
Queridos amigos,
Soy Jeshua. Los saludo a todos con
sinceridad. Estoy aquí con mi corazón pleno. Quiero compartir con
ustedes, porque ustedes son mis hermanos y hermanas y siento una
profunda afinidad con ustedes. No soy ni superior ni más que ustedes,
somos uno.
Nos embarcamos juntos a plantar la
semilla de la energía Crística en la Tierra, una semilla que con el
tiempo lentamente crecería y brotaría a una flor totalmente madura. En
esta época en la Tierra culmina este viaje. Es el momento en el cual
muchas plántulas comienzan a desarrollar, y de muchas maneras ustedes
son las flores en ciernes. Juntos formamos una unidad, un colectivo de
almas quienes se dedican al nacimiento de una nueva conciencia. Entonces
no me vean más como a un maestro por encima de ustedes, sino como a un
amigo quien los sostiene de la mano y quiere compartir con ustedes su
amor, porque yo los amo profundamente.
Ustedes desean intensamente el amor. Lo
buscan en las relaciones con los demás, y también a través de la
conexión con lo divino. Pero en verdad lo que están clamando yace dentro
de ustedes; es su propia naturaleza divina, la parte de ustedes que es
una con la alegría y el amor incondicional. Cuando experimentan esta
parte vuestra, se siente como volver al hogar. Todo lo demás en vuestras
vidas se vuelve fácil, liviano y alegre. Son uno con ustedes mismos y
no necesitan nada fuera de ustedes para sentirse bien. Son una unidad
por sí mismos – y aun así se sienten conectados con todo lo demás de un
modo íntimo y profundo.
Lo
que es paradójico acerca de las relaciones es que ustedes sólo pueden
estar íntimamente conectados con otra persona si son capaces de abrazar
la unidad dentro de ustedes mismos. Si están listos para
aceptarse, con las cargas del pasado, con vuestros altibajos – entonces
hay espacio para otra persona con su individualidad única. Entonces ya
no están usando a la otra persona para volver al Hogar. En cambio,
comparten el Hogar que llevan dentro de su corazón con la otra persona.
Esta clase de relación pasa a ser una celebración conjunta, un
compartir, y es una relación sanadora, ya sea con una pareja, con un
amigo, o un hijo; no hay ninguna diferencia esencial. Sin embargo, las
relaciones de amor – relaciones de pareja – son las relaciones que más
piden de ustedes. Los tocan profundamente y agitan profundas emociones,
porque ellas parecen sostener la promesa de volver al Hogar como ninguna
otra relación lo hace.
Antes de hablar acerca de las relaciones
amorosas, quisiera recordarles que el Hogar que ustedes añoran, esa
unidad original de la cual ustedes nacieron como un alma, no está lejos.
Pueden decir que en el reino del tiempo fue hace muchísimo tiempo que
iniciaron su partida, simbólicamente hablando, del Paraíso. Cuando
ustedes tomaron su propio camino como un “alma en un cuerpo” y eligieron
una cierta forma en la cual manifestarse y someterse a experiencias y
visitar diferentes lugares en el universo.
Cuando nacieron como un alma individual y
emprendieron vuestro viaje, ustedes renunciaron a esa unidad
primordial, la cual pueden imaginar como un cálido manto de luz y amor
que era tan familiar para ustedes. Una unidad donde siempre sentían la
presencia segura de un Padre-Madre-Dios, y entonces nunca tenían miedo
de estar solos o de ser rechazados. Estos conceptos “negativos” ni
siquiera estaban en vuestra comprensión, y sin embargo un poder
arquetípico estaba trabajando en Dios quien les dio a luz desde el útero
de esta unidad Padre-Madre-Dios.
¿Cuál fue el propósito de ese nacimiento?
¡El que todos pudieran llegar a ser dioses independientes! El que
ustedes mismos pudieran convertirse en el punto de partida de una fuente
Padre-Madre-Dios de calidez y amor desde la cual una infinidad de seres
fuesen creados y emergiesen. Pero la despedida en el comienzo llegó a
ustedes como una conmoción. Se dieron cuenta de que con esta separación
de la unidad venía el conocimiento de que para verdaderamente
experimentar el proceso de evolución, no podían saber nada de antemano.
Comprendieron que sólo podían separase de la unidad primordial siguiendo
únicamente su propio camino como un alma individual, quien por primera
vez se familiariza con el miedo, la desolación y la oscuridad de no
saber y no comprender.
Ustedes aún acarrean esa experiencia
original de desolación y soledad, la cual puede surgir muy fuertemente
en la arena de las relaciones amorosas. Pero antes de abordar esas
relaciones, quiero recordarles que tienen la posibilidad de experimentar
esa conexión primordial en todo momento. Cuando se duermen sin sueños,
ustedes dejan vuestro cuerpo y se conectan con la fuente más profunda de
la cual vienen, con Dios, si quieren llamarlo así, o con vuestro núcleo
más profundo: esa parte vuestra que nunca deja el Paraíso y aún está
ahí. Aunque lo dejaron hace billones de años, la unidad aún está dentro
de ustedes; es una parte inalienable de vuestra conciencia. Durante la
noche, si vuestra mente no está demasiado activa y se rinden al sueño y a
los reinos no físicos a los que entran, entonces, a medida que dejan
vuestro cuerpo, asimilan esa Fuente y de este modo se refrescan. También
en vuestra vida diaria, pueden establecer la conexión con esta realidad
del espíritu divino, de la cual son una parte íntima. Volviéndose muy
serenos, pueden sentir esa presencia aquí y ahora. Los invito a sentir
cómo juntos, como uno, todos nosotros constituimos una parte de ese
rostro original de Dios.
Imaginen que en el medio de vuestro
pecho, en vuestro chacra del corazón, hay un cristal brillante, hermoso.
Imagínenlo ahí y sientan su poder: un cristal puro, claro en el cual
todas las caras simultáneamente reflejan vuestras numerosas
experiencias. Este corazón de cristal también está conectado con todo lo
que los rodea. Los sentimientos que reciben de los demás pueden ser
reflejados por este cristal, y así al recibir sus estados de ánimos y
emociones a través del cristal, llegan a comprender a los demás. Desde
este corazón de cristal ustedes comprenden las experiencias de los
demás: sus penas y decepciones son claras para ustedes.
Este corazón de cristal está conectado a
los corazones de todos los seres vivos, porque todos somos uno. Y sin
embargo ustedes también pueden sentir que este corazón, que llevan en
vuestro pecho, les pertenece: es vuestro corazón del alma. Sientan cómo
ambos aspectos van juntos. Están conectados a nivel del corazón – un
campo horizontal que los conecta con todo lo que está vivo – de modo que
no hay separación ya que todos somos uno. Sin embargo ustedes también
son “uno”, queriendo decir que ustedes son ustedes, y nadie más es
exactamente como ustedes. Son un ser individual y hay una línea vertical
que los conecta directamente con vuestra Fuente, con Dios. Están en
este cuerpo físico, el cual es el portador de vuestro corazón, vuestra
propia pieza de la conciencia de Dios.
Sientan la inmensidad de este cristal: la
conciencia infinita que les pertenece y aun así puede ir a donde
quiera. No está atada a este cuerpo, aunque ahora está en este cuerpo,
temporalmente, pero es una energía tan vasta que finalmente no está
atada a ninguna forma. Ustedes son esta conciencia; han traído una pieza
de la fábrica divina del Padre-Madre-Dios con ustedes aquí a la Tierra.
Están enteros y completos dentro de ustedes mismos, y son los
guardianes de este corazón de cristal. Recuerden esto, mientras ahora
examinamos el tema de las relaciones amorosas.
Cuando ustedes se enamoran de otra
persona, a menudo se vive una experiencia intensa de encanto al comienzo
de la relación. Parece como si algo se abriera dentro de ustedes, algo
que estuvo mucho tiempo escondido y que sólo puede ser descubierto por
la mirada de ese otro. Las demás personas no parecen ver ese “algo”
dentro de ustedes, pero vuestro ser amado despierta la belleza desnuda
de quienes son. Regresa vuestra pasión y entusiasmo por la vida, se
sienten vistos y amados, y van a experimentar vuestra propia profundidad
– vuestra maravilla. Eso es lo que ustedes experimentan en la
infatuación. Y aunque parece tener que ver con el otro, en realidad
tiene que ver con ustedes, con lo que el otro evoca dentro de ustedes,
lo cual es delicioso, ¡un milagro! Sólo entonces parecen estar
despiertos y sentir cuánto tienen para dar y cuánto pueden ser amados.
En ese momento, las personas usualmente
se intoxican con la admiración y la maravilla de esta infatuación que
experimentan, y se atan ciegamente a la persona que despertó este
sentimiento dentro de ellos. Ella o él tiene la “varita mágica” en sus
manos, y lo que al comienzo llevó a una revelación, y a un sentimiento
amoroso hacia ustedes mismos tanto como hacia el otro, gradualmente
lleva a perderse de uno mismo, ya que se vuelven totalmente enfocados en
el otro.
Entonces comienza una batalla con el
otro. Ustedes querrán poseer la parte de ellos que los hace sentir tan
bien. Y el otro a menudo hace lo mismo con ustedes, y ambos se van
confundiendo inmensamente por esta lucha de tirar de la cuerda. De esta
manera, lo más elevado que pueden darse uno al otro finalmente saca lo
más bajo, a saber, los celos, la dependencia y las luchas de poder. Ésta
es una caída extremadamente dolorosa que casi todos han experimentado
en su vida.
¿Cómo sucede esta caída?
Hay dos partes dentro de ustedes. En ese corazón de cristal que
describí, hay un amor en ustedes que puede ver al otro exactamente como
él o ella es, y que puede experimentar la belleza que hay ahí. Desde
este espacio en vuestro corazón, pueden entrar a una conexión constante y
equilibrada uno con otro, en la cual ustedes reconocen lo divino en
cada uno y en la cual además no pierden de vista lo humano en cada uno.
Ustedes le permiten al otro su dolor, su desconfianza, sus decepciones y
su resistencia.
Pero en vuestro vientre hay otra energía
en juego, algo que puede ser muy fuerte, una fuerza destructiva en la
infatuación. Yo llamo a esta energía el niño interior abandonado, quien
lleva dentro un dolor muy fuerte y profundo que va hacia atrás a ese
dolor original del nacimiento cósmico de dejar la unidad
Padre-Madre-Dios. Este niño también despierta cuando ustedes se
enamoran, y este niño tiene muchas emociones que pueden oscurecer
vuestro corazón. Estas emociones pueden envolver al corazón de cristal y
nublar el hecho de que ustedes son la fuente de la delicia y dicha que
experimentaron en las etapas iniciales del amor romántico. Esos
sentimientos tenían que ver con ustedes y el espacio que ustedes se
dieron a sí mismos, lo cual se hizo posible por el otro, pero aun así
tiene que ver con ustedes.
Sin embargo, el niño en ustedes, quien
está dolido y clamando por la atención, el amor, y el reconocimiento que
ha perdido hace tanto tiempo, puede estar tentado a tomar del cuello a
su pareja; quiere agarrarse a toda costa para obtener por sí mismo lo
que le falta. De este modo, el niño y el corazón de cristal pueden
terminar en dos lados opuestos. Lo que al principio parecía ser muy
hermoso, se vuelve una relación destructiva donde van a pelear uno con
otro y a entrar en una lucha que nadie quiere, pero que de todos modos
sucede.
En el momento en que la magia amenaza con
desaparecer, ustedes pueden llegar a desesperarse. A toda costa quieren
aferrarse a su pareja, porque alguna vez sintieron una sensación de
amor absoluto con esa persona. Van a pelear para agarrarse de ellos, y
vuestros viejos dolores, vuestras emociones de ira, de miedo al
abandono, incluso odio, pueden entrar en jugo. Incluso entonces es muy
difícil soltar a la otra persona, porque serán movidos por un recuerdo
de cuán bueno fue cuando todo estaba en armonía.
En esta etapa es muy importante que sepan
cuándo soltar. En el momento en que sienten que vuestra relación entra
en una espiral descendente, y que van a acusarse y a culparse uno al
otro, es momento de dar un paso atrás. Pueden hacerse tanto daño uno al
otro, precisamente porque se han tocado uno al otro tan profundamente, y
ese dolor es difícil de curar.
Entonces atrévanse a dar un paso atrás
cuando sientan que están fuera de control, que están siendo arrastrados
por emociones que les impiden acercarse a vuestra pareja con un corazón
abierto. Pueden sentir un profundo miedo a ser abandonados, o justo lo
opuesto: un miedo a conectarse tan profundamente con alguien que se
pierden en eso. Puede haber otras emociones tales como la ira o los
celos, pero lo que es importante es que se den cuenta de cómo las
emociones más intensas tienen que ver más con ustedes que con la
relación. La relación dispara las emociones, pero ellas mismas derivan
de causas más profundas.
Lo que importa ahora es que ustedes se
vuelquen hacia el niño interior herido y abandonado, quien es la causa
real de su desequilibrio emocional. Hacer esto no es responsabilidad de
vuestra pareja. Y ustedes tampoco son responsables del niño interior de
vuestra pareja. Hacer a alguien más responsable de su dolor y esperar
que ellos lo sanen lleva a una enorme confusión en las relaciones.
Entonces, ¿cómo pueden ver
cuando la relación, la cual inicialmente fue una unión amorosa, está
yendo mal y se está volviendo desequilibrada? En realidad, hay signos claros, y una de las formas de descubrirlo es hacer un ejercicio simbólico con su niño interior.
Imaginen que en este momento están
parados frente a vuestra pareja. O tomen a alguien que sea muy
importante para ustedes, si actualmente no tienen pareja, y permitan que
su niño interior se pare a vuestra izquierda. Simplemente imagínense
como un niño en algún lugar a la edad de diez años, y quédense con ese
niño a vuestra izquierda opuesto a vuestra pareja. Ahora vean cómo
responde el niño a vuestro ser querido. Observen la primer reacción de
ese niño. Pregúntenle al niño: “¿Qué te atrajo a él o a ella? ¿Qué
encuentras tan irresistible? ¿Qué fue lo que tocó tu corazón, qué te
fascinó? Y luego pregunten: “¿Cómo te sientes ahora?”.
¿Le sucedió algo a esa cualidad original? ¿Aún puede el niño sentir ese amor?
En una relación sanadora, esa cualidad única aún está muy presente. Aún
los alimenta, aún los abriga, mientras que al mismo tiempo vuestra
pareja ha adquirido una forma más humana, con sus propios problemas y
altibajos. Sin embargo, algo de esa magia original aún está ahí, y
debido a esa magia, los problemas pueden ser superados. Si ustedes notan
que la magia está ausente, si vuestro niño interior en realidad no se
siente amado o se siente tratado injustamente, entonces está pasando
algo que necesita vuestra atención. Tómense el tiempo para descubrir
esto con vuestro niño interior.
Para aclarar la situación, suelten la
imagen del niño interior y ahora imaginen que están en frente de la
pareja que han elegido y miren cómo la energía de dar y recibir fluye
entre ustedes. Primero, vean qué es lo que le dan al otro y siéntanlo, y
no tiene que ser expresado en palabras, mientras lo sienten. Observen
lo que fluye hacia ustedes desde el otro, y sientan cómo se sienten en
este momento. ¿Se sienten más energizados debido a este dar, o se
sienten vacíos y exhaustos? ¿Es inspirador dar, o ustedes se quedan
agotados al hacerlo? Sosténganse en ese primer sentimiento.
Luego de observar lo que ustedes le dan
al otro, observen la interacción inversa. ¿Qué es lo que reciben del
otro? Tan sólo confíen en vuestro primer sentimiento a medida que viene a
ustedes. ¿Se siente bien lo que reciben? ¿Hace que vuestro corazón se
abra más? ¿Se sienten más felices con ustedes mismos como resultado de
lo que reciben? La esencia de una relación sanadora es que el otro les
da algo que crea alegría en vuestro corazón.
Finalmente, hay otro signo de una
relación destructiva. Desde vuestro plexo solar – un lugar cerca de
vuestro estómago – sientan una “cuerda” de energía que los conecta con
el otro. Si son sensibles, tal vez puedan experimentar esa cuerda. Lo
que están buscando es el sentimiento de que ustedes necesitan poseer al
otro; que cunda el pánico ante la idea de que el otro no esté más aquí;
que algo tira de la cuerda. Si ustedes sienten eso, entonces eso es
esencialmente una cuerda energética umbilical que los conecta con el
otro, y que les da el sentimiento de: “yo lo necesito, no puedo hacerlo
sin él o ella”. Ese sentimiento de pánico les muestra que no operan de
forma independiente, o al menos piensan que no son capaces de hacerlo
sin el otro, y tal dependencia puede conducir a una relación
destructiva.
En una relación sanadora, es natural
extrañarse mutuamente si de un modo u otro fuesen separados. Es natural
disfrutar y por lo tanto añorar la compañía del otro. Ustedes pueden
querer al otro, pero no necesitan al otro. Pero en una relación
destructiva, hay en juego algo maligno. Hay un sentimiento de que
ustedes no pueden hacerlo o estar sin el otro, que son dependientes del
otro para vuestro bienestar – ¡tal vez para vuestra propia vida! – y
esto sustancialmente los debilita. Hay un profundo miedo de posible
rechazo por parte del otro, y eso los hace sentir pequeños y
constreñidos, y toda la relación ya no tiene ese espacio alegre y esa
libertad que tenía al principio.
Traten de sentir estas cosas por ustedes
mismos, calmadamente, a vuestro propio modo. Y no tengan miedo de hacer
espacio en la relación para permitirse sentir esta clase de cosas.
Porque una vez que se hallan en una espiral negativa en una relación, a
menudo es necesario que las personas se distancien una de otra,
físicamente y emocionalmente, para darse cuenta dónde está parado cada
uno. En ese momento no suele ser útil tratar de hablar las cosas. Es
necesario que vuestros campos energéticos primero se liberen uno de otro
para ganar el espacio suficiente que les permita volver al centro de
vuestro corazón de cristal. Desciendan con vuestra consciencia dentro de
ese hermoso cristal claro que es vuestra esencia. No dependan de otros
para experimentarlo en ustedes; está ahí para ustedes – siempre. Es el
susurro de Dios que pueden oír en el silencio.
Sientan entonces cómo, desde el cristal,
irradian rayos de luz hacia el niño en ustedes que aún sufre dolor y
quien aún está buscando fuera de sí mismo la aceptación, el amor y la
seguridad. Dejen que vuestros rayos de luz caigan sobre el niño, y
literalmente pueden ver que la luz del cristal parece anclarse al fluir
más y más profundo hacia abajo hacia vuestro vientre y todo el camino
hacia abajo a través de vuestras piernas hacia la Tierra.
Ésta es vuestra luz, ¡vuestra Luz del
Alma única! Están aquí para experimentar esta luz en un cuerpo en la
Tierra. Vuestra luz particular es única, es vuestra Luz de Ángel, y si
permanecen conectados a ella, entonces atraen relaciones amorosas a
vuestra vida. No tienen “necesidad” de otro. Y además tampoco tienen
necesidad de hacer del otro algo “perfecto”: alguien quien finalmente
los ve a ustedes en la perspectiva de vuestro deseo, y quien
incondicionalmente los comprende y los abraza del modo que ustedes
quieren que lo haga.
El amor y la aceptación incondicional van
a ser encontrados sólo en vuestro propio corazón – por y para ustedes
mismos. No carguen a otro con ese deber. Ese amor incondicional es algo
entre ustedes y vuestro Ser. Esto sólo pueden dárselo a ustedes mismos, y
cuando lo hacen, se volverán una fuente de amor para los demás, porque
entonces ustedes se habrán vuelto completamente honestos y verdaderos
con ustedes mismos. Se aman a sí mismos, incluyendo la parte oscura: ese
niño en ustedes quien a veces lucha y está atormentado.
Cuando ustedes se aman a ustedes mismos, les resulta más fácil ver a la otra persona bajo una perspectiva real.
Ya no tienen que tomarse tan personalmente las cosas ofensivas o
hirientes que a veces él o ella dice o hace. Sus acciones o reacciones
les pertenecen a ellos, y se vuelve más fácil no responder tan
emocionalmente a eso. La otra persona ya no es responsable de la
salvación de vuestra alma – ustedes lo son. Ustedes son los maestros de
vuestro mundo, de vuestra realidad.
Todos ustedes están en este camino de
autorrealización, y ya están tocando a otras personas con vuestro
corazón de cristal: les están dando chispas de amor y de esperanza. Les
agradezco por venir a la Tierra en esta época, en este período de cambio
y de transición. Estoy con ustedes y me preocupo por ustedes
profundamente. Son mis hermanos y hermanas, y los amo.
© Pamela Kribbe
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