¿Y
si te apareciera un Genio y te diera tres deseos, ahora, en este día conmigo,
que desearías?
He
vivido muchas experiencias en mi mundo. Un mundo donde la primera ley, es
¡hacer la Santa Gana!, que en términos más espirituales, sería cumplir el
mandamiento Divino de la ¡Ley de ti mismo!, con la responsabilidad de la ¡Ley
del Círculo! Una programación sistémica binaria neuronal de Sabiduría.
En
mi mundo, creado por la imaginación y el conocimiento, reinan tres aromas que
alteran los estados de conciencia: el aroma del amor, el aroma de la libertad y
el aroma de la paz. Tres aromas que en ausencia de alguno de ellos, los otros
dos no serían.
Y
miro mi mundo y en él, habitan seres que esperan despertar y que espero que
despierten, cuando sientan alguno de los aromas. Me levanto y soplo en mi
ventana el elixir de cada aroma y al acostarme, sé que alguien despertó con alguno
de ellos y que en su corazón, así como el oxígeno enciende el fuego, el aroma
encendió la pasión por conquistar los restantes.
Camino
por mi mundo y me encuentro a las diosas, en su mayoría dormidas, por un aroma
raro, pestilente, parecido al humo que emiten los carros, las industrias, los
aviones y todos los gases de efecto invernadero; tal vez, similar a aquel, que
proviene del río Medellín o río Aburrá, cuando un industrial lo contamina sin
pagar, de cara a conseguir el dinero suficiente para mantener a dichas diosas,
a cambio de sus sonrisas, sus besos y caricias y una piel que marchita día a
día, pero que mientras sea parecida a las diosas de la TV y las revistas de
moda, vale la pena. Y ellas caminan presurosas, a integrarse a ese mundo
paralelo al mío, donde deben pensar como varones o Barones, en memoria de
aquellos que se ganaban estos títulos nobles, cuando prosperaban al lado del
Rey, aunque éste fuera autoritario, promotor de la esclavitud y guerrero, con
gusto por la sangre derramada por la violencia. Muchas de ellas, quieren
obtener el título de Baronesa y en mis caminadas por mi mundo, se atraviesan
alegres, buscando su Barón.
En
mi mundo son siempre bienvenidas, pues el aroma del amor, la libertad y la paz,
me lo indican. Además, mi mundo, aunque paralelo, admite la presencia de
Barones y Baronesas, porque en ausencia de ellos y ellas, las almas de niños y
niñas con cuerpos de Dioses y Diosas, no existirían.
“Todas las almas son
eternas, solo las justas son inmortales” dicen en la película “Furia de Titanes”, aquella obra maestra del cine, que fui llevado
por el aroma de mis tres fuentes de vida, para ayudarme a recordarlo. Por eso, las
almas son niños y niñas, al fin de cuentas, son eternas e inocentes.
Quiero
poblar mi mundo, de almas de niñas con cuerpos de Diosas y que la experiencia
del juego inocente entre todos, niños y niñas, demuestre que tan justos,
estamos siendo.
Pero
me he encontrado que las potenciales Baronesas y aquellas que ya lo son, se han
convertido en Barones, al fin de cuentas, uno crea lo que cree. Son mujeres que
quieren todo o nada, y dejan poco para el intermedio.
Si
yo fuera un Barón, tal vez, tendría mi Baronesa y de hecho la tuve, cuando así
lo era. Cuando decidí dejarme llevar por el aroma del amor, la libertad y la
paz, mi masculinidad se fue a pique para mi Baronesa y luego, para las demás candidatas.
Ellas ya han aceptado en su interior, el machismo que tanto rechazan en su
exterior, el del hombre proveedor que le da derechos en casa y esta paradoja o
dicotomía, es solo el espejo, de la bipolaridad emocional, que cunde en las mujeres
y por consiguiente, en los hombres, de los Barones y las Baronesas.
¿Un
Barón detrás del aroma del amor? ¿Un Barón detrás del aroma de la libertad? ¿Un
Barón detrás del aroma de la paz? El Rey lo rechazaría y de hecho, me rechazó y
me bajaron de Barón a un simple loco, aunque algunos me ofrecieron, un papel
similar, pero pagado por el erario público: el de bufón. Y así, como asesor,
tendría algún valor en el Reino, aunque fuera al precio de la libertad. La
responsabilidad con mis hijos, me hicieron dudar y entonces me llego de nuevo
los aromas, y decidí que valía la pena, considerarme loco ante el Reino pero
que el riesgo de que ellos pudieran vivir en mi mundo de amor, libertad y paz,
valía la pena y que tal vez, los nietos de mis nietos, me lo confirmarían.
Así
que decidí vivir solo en el Reino del Rey de los Barones y las Baronesas, pero yo
sería Rey en mi propio mundo. Y todo Reino que se respete, debe tener una
Reina, que bajo este panfleto, estoy buscando y añorando, y como la siento
cerca, pues le envío mi S.O.S.
En
mi Reino, la candidata a Reina debe considerar: o Baronesa en el Reino del Rey
de los Barones, o Reina en el Reino de las almas de niños y niñas, pero con la
conciencia de los Dioses y las Diosas.
¿Baronesas
o Diosas, mujeres, ustedes decidan?
Diosas,
serán odiosas para la Baronesas, pero la envidia es mejor despertarla, que
sentirla. Entre el odio y la envidia, hay una mínima diferencia, que el aroma
del amor, concilia.
En
mi Reino, la Reina tendrá el mismo poder que el Rey, pero expresado en la
diferencia que somos, entre mujeres y hombres. El Principio Masculino y el
Principio Femenino, gobernarían la Nueva Tierra, nombre del que me he apropiado
de las diferentes profecías, con el cual, quiero llamar a mi mundo.
La
razón y la lógica, la voluntad y el deseo, unidas haciendo el amor, con el
corazón y la mente, la creatividad y la intuición, y para la muestra una imagen:
http://www.youtube.com/watch?v=A1KwKkh-03c
¿Sentiste
el aroma del amor, la libertad y la paz? ¡Diosa!, cuando la sentí por primera
vez, la locura de sus fragancias me ató, me aprisionó y no tendré paz absoluta,
hasta que no llene los campos de esta Pachamama con sus aromas. ¡Estoy loco de
verdad, en mi Santa Locura!, y quiero mostrarte mi mundo loco, pero opuesto, a
la demencia del Reino de los Barones y las Baronesas.
¡Loco,
sí!, la locura cura, y está descifrado en la programación neurolingüística de
la misma palabra: lo – cura. ¡El poder de las palabras! Con ella, me sané de la
demencia, era de – mente, la razón me tenía desquiciado hasta que llegó a mi
vida, ¡el aroma del Amor!, y mi co – razón, salvo a mi razón.
En
el Reino de la Nueva Tierra, la sangre de las Diosas, será la única sangre
bendita que sane toda discordia humana, en resonancia con la Luna. Imagínate
salir del Reino de las Baronesas, donde la sangre menstrual se recolecta en
nodos energéticos, regados por el mundo entero, dispuestos en toallas
higiénicas, arrojadas en basureros. ¡Qué violencia envuelve a la Humanidad, en
esta red energética, donde cada basurero es un nodo que desprende la energía vital,
de la sangre vital, de la dadora de la vida! Con razón, tanto cáncer de mama,
de útero, de enfermedades tales como miomas, endometriosis, cólicos
menstruales, migrañas, y demás molestias vaginales. Es el precio que pagan las
mujeres por volverse Baronesas y que cada cual, o cada loco, o cada demente,
con su locura o su demencia.
¿Qué
hablar de los Barones y su cultura del coito? Realidad comprendida entre un
espacio que es una vagina, que permite masturbarse en ella, en un tiempo en
promedio, no superior a 4 minutos. Realidad que contrasta con el Reino de la
Nueva Tierra, donde la magia sexual transmutará la violencia en amor y en donde
cada falo, feligrés de la Iglesia Universal del Amor, visite a la Sacerdotisa
en su Templo Sagrado, que es su vagina, y more en ella, en una eternidad de
ternura, cariño y conciencia y así seamos todos salvos.
Mi
locura me indica, que por fin la Humanidad se sanará y tendrá bienestar, a
través del auto-cuidado, efecto del estado alterado de conciencia que produce
el amor, la libertad y la paz. Así daremos vida, al símbolo del Caduceo que
promueve el sistema de salud en el Reino de los Barones, que al aplicarlo en
realidad, tumbaría el dinero que en dicho sistema abunda.
¡Alma
de niña, cuerpo de Diosa! No te fijes en las formas sino en el fondo, y así
podrás conocer a tu alma gemela y convivir con ella, en un Reino donde el Amor
es libre, eterno e ilimitado; donde la libertad, te permite hacer realidad tus
sueños; y en donde la paz y la justicia, se reflejaran en la cantidad de años
que experimentemos en esta Nueva Tierra, tal y como en Furia de Titanes.
En
mi mundo, Diosa Divina, extiendo mi mano y que sea una Hija tuya, digna de tu Reino
y afín a mi Santa Locura y yo a la de ella, la que la agarre.
ALARAMON
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